
En el portal electrónico de la agencia noticiosa internacional Reuters leí que la policía francesa arrestó a un hombre que intentó vender en internet pelos de la cabeza del faraón egipcio Ramsés II. El hombre, a quien no se identificó de inmediato, pidió entre 2.000 y 2.500 euros (2.639-3.299 dólares) por cada una de las muestras de cabello, así como por pedazos diminutos de resina y género embalsamado tomados de la momia del faraón. En notas sobre los antecedentes publicadas en el sitio de internet www.vivastreet.fr, el vendedor sostuvo que había obtenido las reliquias de su padre, quien trabajó en un laboratorio francés encargado de analizar y restaurar el cuerpo de Ramsés entre 1976 y 1977. El caso es que el incidente
ha levantado una fuerte indignación y cólera entre los egiptólogos y científicos de todo el mundo en los últimos días. Algunos de los expertos piensan que el escándalo podría provocar un incidente en las relaciones diplomáticas entre Francia y Egipto. Yo siempre he dicho que nunca falta un vivo.
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